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“Es muy importante que se esté apoyando a las personas que no tienen alimentos para sobrevivir. Eso es estupendo”, dijo Bucardo a través de una aplicación de traducción del español al inglés en su teléfono.
Los bancos de alimentos de Seattle han existido, por décadas, para ayudar a personas y familias como la de Bucardo a sobrellevar momentos difíciles, especialmente cuando la falta de dinero a menudo significa dejar de comer para poder pagar el alquiler y las facturas.
Durante la pandemia, la cantidad de habitantes de Seattle que recurrió a los bancos de alimentos aumentó drásticamente, y esa demanda continúa a un ritmo acelerado aun cuando las condiciones económicas y de salud en general han mejorado. Antes de la pandemia, el Ballard Food Bank atendía a unos 3200 clientes al mes a través de su servicio de abarrotes y entrega a domicilio. Ahora atiende mensualmente a unas 6200 personas. Además, el Rainier Valley Food Bank casi duplicó su clientela también, de atender aproximadamente a 600 personas por semana antes de la pandemia a más de 1000 clientes tanto en persona como con entregas a domicilio.
Ahora, el aumento de la inflación y el incremento en los costos de los alimentos y la gasolina están causando más estragos en los bancos de alimentos de Seattle. No solo cada vez más personas acuden a los bancos de alimentos en busca de ayuda, sino que las organizaciones sin fines de lucro también se enfrentan a un arma de doble filo: hay menos donaciones de alimentos de los supermercados, de mayoristas y otros proveedores y los gastos extras que tienen que hacer para mantener sus estantes abastecidos son mucho más elevados.
Y todo esto sucede cuando los bancos de alimentos están trabajando en reinventar su modelo para ofrecer opciones de alimentos más saludables y satisfacer mejor las necesidades culturales específicas de sus clientes; reducir el estigma que está asociado con recibir comida gratis; y adoptar un enfoque más interseccional para los problemas del sistema de protección, como la inseguridad alimentaria, la falta de vivienda y la vivienda asequible.
El impacto de la inflación
Según el Índice de Precios al Consumidor, el costo de los bienes y servicios de consumo aumentó 7.7% de octubre de 2021 a octubre de 2022. En total, la comida aumentó un 12.4% interanualmente y los alimentos básicos como cereales, panes y productos lácteos aumentaron casi un 16%.
Eso ha afectado la capacidad de funcionamiento de los bancos de alimentos. Pero la dificultad para abastecer alimentos y el incremento en el costo de la gasolina se han sumado para hacer que las cosas sean aún más difíciles.
Los bancos de alimentos a menudo llenan sus estantes con las sobras de las tiendas de comestibles y otros proveedores de comida, como el pan que acaba de pasar su fecha límite de venta. La escasez de alimentos ha afectado a los minoristas con el abastecimiento de cierta comida como el pan, lo que se traduce en que hay menos alimentos que los bancos de alimentos puedan recolectar.
Incluso antes de la pandemia, los bancos de alimentos tenían que comprar algunos de sus alimentos y suministros a mayoristas. Pero hasta hace poco, el Ballard Food Bank nunca tuvo que comprar pan y rara vez tuvo que comprar huevos, dijo Jen Muzia, directora ejecutiva de la organización sin fines de lucro. Ahora, la mayor parte del pan y los huevos en sus estantes los tienen que comprar.
Gloria Hatcher-Mays, directora ejecutiva de Rainier Valley Food Bank, dijo que algunos de sus proveedores de alimentos recientemente agregaron un costo de entrega para compensar el aumento del precio de la gasolina. Del mismo modo, el precio elevado de la gasolina ha afectado los bolsillos de la organización sin fines de lucro Northwest Harvest en todo el estado, ya que entregan comida y suministros a sus socios en todo Washington.
Problemas presupuestarios
El impacto es cuantioso. El Ballard Food Bank gastaba $300,000 al año aproximadamente en la compra de alimentos antes de la pandemia. Ahora, Muzia dijo que está presupuestando $1.5 millones para comprar comestibles en el año fiscal 2022-2023 para compensar los costos más elevados de los alimentos y al mismo tiempo satisfacer la mayor demanda.
Los bancos de alimentos de Seattle también se preocupan por perder algunos fondos de la ciudad. Los proveedores de servicios humanos como los bancos de alimentos, los trabajadores comunitarios para personas sin hogar y muchos otros dependen de los contratos con la ciudad de Seattle para ayudar a cubrir sus costos. Esos contratos se han quedado rezagados por mucho en relación a los aumentos del costo de vida, lo que lleva a salarios bajos para hacer trabajos desafiantes y alta rotación en el sector de los servicios humanos.
En el 2019, el Ayuntamiento aprobó una ley para vincular el aumento del tamaño de los contratos a la inflación. Se suponía que esos contratos aumentarían un 7.6 % en el 2023, pero el presupuesto propuesto por el alcalde Bruce Harrell limitaría los aumentos a un 4% para ahorrar dinero frente a un déficit presupuestario cada vez mayor. Varios miembros del Ayuntamiento han ofrecido enmiendas para financiar los aumentos del contrato del 7.6% por completo, pero el presupuesto no se finalizará hasta finales de este mes.
La asistencia federal durante la era de la pandemia ayudó a compensar parte de la creciente inseguridad alimentaria. El Programa de asistencia para la seguridad alimentaria (Food Security Assistance Program) de $5.4 millones del Condado de King utilizó los fondos únicos federales de ayuda por la pandemia una sola vez para ayudar a alimentar a 10000 personas adicionales al mes. Pero ese programa termina el 31 de diciembre.
Los habitantes de Washington inscritos en el programa de asistencia alimentaria SNAP también recibieron $175 adicionales al mes durante la pandemia gracias a una inyección de dinero federal. Pero ese dinero dependía de que el estado estuviera en un estado declarado de emergencia, que los líderes estatales y locales terminaron el 31 de octubre.
Quién necesita ayuda
“El dinero simplemente no circula cuando se tiene que pagar la vivienda, la atención médica, los servicios públicos”, dijo Thomas Reynolds, director ejecutivo de Northwest Harvest. “Podría ser desalojado o no recibir la atención médica que necesita o le podrían cortar los servicios públicos. Pero no hay una sanción real por omitir las comidas. Nos preocupamos por los efectos a largo plazo en la salud de las personas cuando no tienen acceso a alimentos”.
Chris, un joven que recientemente regresó a la escuela, hizo fila afuera del Ballard Food Bank el jueves pasado esperando obtener un número que le dijera en qué momento le tocaría hacer sus compras en la tienda cuando abriera más tarde ese día. Los costos de la colegiatura o matrícula han dejado a Chris, quien no quiso compartir su apellido por razones de privacidad, con un presupuesto mensual extremadamente apretado. Dijo que ir al banco de alimentos no solo le ayuda a ahorrar dinero, sino que también le ayuda a comer de manera más saludable.
“Es esto, o no como ciertas cosas”, dijo sobre visitar el banco de alimentos. “Mi dieta ha mejorado desde que comencé a venir aquí. Estoy recibiendo muchas frutas y verduras”.
Como era de esperarse en una ciudad con una crisis grave y continua de personas sin hogar, muchos de los clientes del banco de alimentos de Seattle son personas que no tienen hogar. Pero las personas sin vivienda no son los únicos habitantes de Seattle que necesitan ayuda adicional. Reynolds de Northwest Harvest dijo que la gran mayoría de los clientes de los bancos de alimentos son personas que tienen viviendas y muchos tienen varios trabajos para poder sobrevivir.
Reinventando el banco de alimentos
Ante la creciente demanda, los bancos de alimentos también han estado pensando en cómo evolucionar. Por ejemplo, están poniendo más énfasis en abastecerse de alimentos culturalmente más apropiados, como comidas halal y kosher, y vegetales básicos como yuca y nopales.
También se está realizando un esfuerzo por reconsiderar los lugares en donde se encuentran los bancos de alimentos, tanto para reducir el estigma como para adoptar un enfoque más amplio de la red de protección social.
En octubre de 2021, el Ballard Food Bank inauguró un edificio nuevo y reluciente que fue completamente rediseñado para que se pareciera a un supermercado normal. Hay una sección de frutas y verduras, una vitrina con productos lácteos y pasillos de productos secos y otros suministros.
“Queríamos construir un lugar que fomentara la dignidad y el sentido de pertenencia. El lugar anterior se parecía un poco al DMV (Departamento de Vehículos Motorizados)”, dijo Muzia.
Explicó que hacer que el banco de alimentos se vea como un supermercado normal puede ayudar a normalizar el pedir ayuda.
El edificio nuevo cuenta también con muchos otros servicios que las personas en situación de pobreza o sin vivienda podrían necesitar. The Kindness Café ofrece comidas calientes gratuitas para cualquiera que las desee y un espacio adentro para pasar el rato. Los habitantes sin vivienda pueden usar la dirección del banco de alimentos para recibir su correo y servicios como el registro de votantes. También hay espacios de oficinas para proveedores de servicios que pueden ayudar a conectar a los clientes con viviendas u obtener una nueva credencial de identificación.
“La gente a menudo se conecta primero en torno a la comida”, dijo Muzia. “Luego comienzas a generar confianza y puedes trabajar en otras cosas”.
El Rainier Valley Food Bank actúa de manera similar como un sitio único para alimentos y algunos servicios, como inscribirse en el programa para recibir un descuento en los servicios públicos de la ciudad para personas de bajos ingresos. La organización sin fines de lucro está recaudando fondos para rediseñar el sitio donde se encuentran como lo hizo el Ballard Food Bank.
“[El diseño] es importante en el gran esquema de las cosas”, dijo Hatcher-Mays. “La autoestima es un impulsor del éxito y la revitalización del propósito”.
Cómo puede ayudar
Hay muchas formas de ayudar a los bancos de alimentos de Seattle en el momento en que lo necesitan. Donar dinero es una de las más impactantes, ya que los bancos de alimentos a menudo pueden hacer sus compras a mayoristas y pueden enfocar esas compras en los artículos que necesitan. Pero tanto Muzia como Hatcher-Mays dijeron que siempre agradecen las donaciones directas de alimentos y suministros.
También puede donar su tiempo. Los bancos de alimentos dependen en gran medida de los voluntarios para clasificar los alimentos, abastecer los estantes, empacar bolsas para entregas a domicilio, hacer entregas y más.
Encuentre más información sobre donaciones y voluntariado en los sitios web de Rainier Valley Food Bank, Ballard Food Bank y Northwest Harvest. El Comité de Alimentos de Seattle (Seattle food committee), una coalición de bancos de alimentos y otros grupos que trabajan en la inseguridad alimentaria, también tiene información sobre cómo ayudar a los bancos de alimentos en toda la ciudad.
Los bancos de alimentos imaginan que van a necesitar toda la ayuda que puedan obtener a medida que continúa la inflación y se avecina la amenaza de una recesión.
“Para las personas con las que trabajamos y el trabajo que hacemos, [los efectos de la pandemia] tendrán una cola muy, muy larga”, dijo Hatcher-Mays. “Esperamos que la gente nos tenga en mente y apoye a sus bancos de alimentos locales porque este será un momento difícil mientras logramos que la gente se recupere y la economía se estabilice, y queremos asegurarnos de que nadie se pierda en ese proceso”.
Traducido por Patty Carrión Morás